miércoles, 31 de octubre de 2007

Gramaticalización por contacto


Heine, H. y T. Kuteva (2005): Language Contact and Grammatical Change, Cambridge: CUP.


Se trata de una de las obras más recientes de este tándem tan fructífero. Su objetivo principal es demostrar, primero, que la transferencia o difusión de material gramatical es un fenómeno mucho más extendido de lo que los distintos especialistas en el cambio lingüístico habían sostenido hasta ahora; segundo, que la réplica de procesos de gramaticalización es un fenómeno escasamente analizado más allá de las ya conocidas áreas de contacto o Sprachbund y, tercero, que los procesos de gramaticalización no pueden, por tanto, contemplarse exclusivamente como cambios de tipo interno, como se ha hecho clásicamente. En efecto, a partir de un amplio inventario de lenguas, los autores demuestran que la gramaticalización inducida por contacto se da de forma universal.

En un trabajo posterior, los autores proponen una clasificación de los procesos de difusión estructural que se divide en tres tipos básicos (2006); esta tipología nos servirá para enmarcar y discriminar de manera apropiada qué clase de proceso de cambio estructural es la gramaticalización por contacto:

1. Reestructuración (Reestructuring), por lo cual se entiende la pérdida o la reestructuración de construcciones o formas gramaticales por parte de los hablantes de una determinada lengua, que toman como modelo las formas o patrones gramaticales de alguna lengua vecina. Como ejemplo de pérdida, se propone el caso del croata de Molise (hablado en el Sur de Italia), que, como cualquier lengua eslava posee tres géneros, pero que, bajo la influencia del italiano ha perdido el género neutro en los sustantivos, que han sido reasignados sin excepciones al masculino. La reestructuración, por el contrario, tiene que ver con el reordenamiento de los constituyentes y/o de las relaciones sintácticas que se establecen entre ellos. La ilustran con el caso del romaní (citado por Matras 1996), que, a causa del contacto con las lenguas balcánicas, ha cambiado el orden SOV propio de las lenguas indoiranias por el de SVO. Otro ejemplo lo encontramos en la inversión de la estructura de genitivo de las construcciones posesivas observada en variedades del turco de Macedonia, cuyos hablantes posponen el núcleo o elemento posesor al elemento poseído: babasi Alinin (el padre de Alí) en vez de Ali´nin babasi, propio de la variedad estándar (Friedman 2003). De acuerdo con los autores, este primer tipo es el que la mayoría de especialistas en el cambio lingüístico han convenido en catalogar como “estructural borrowing” y al cual se han dedicado todos los esfuerzos de análisis en estas últimas décadas.

2. Gramaticalización inducida por contacto (Contact-induced grammaticalization): constituye la apropiación de un concepto o estructura gramatical existente en la lengua modelo por parte de los hablantes de la lengua “replicante”. Según los autores, los hablantes de la lengua replicante se dan cuenta de que en la lengua modelo existe una determinada categoría gramatical y usan, siguiendo estrategias universales de gramaticalización, la construcción o forma X existente en su propia lengua para derivar a partir de ella el concepto gramatical Y observado en la otra lengua y establecer de este modo una categoría equivalente.
Por ejemplo, las lenguas del Norte y Centro de Vanuatu distinguen formalmente el aspecto durativo de la acción. Los hablantes de bislama, una lengua pidgin de Vanuatu, han creado de forma análoga un patrón verbal que incluye el verbo “estar, existir” (stap) gramaticalizado como marca aspectual de progreso.

3. Gramaticalización por réplica (Replica grammaticalization): consiste no en la transferencia del concepto gramatical observado en la lengua modelo, sino de todo el proceso de gramaticalización a partir del cual se ha derivado. La diferencia, pues, con el subtipo anteriormente mencionado es que mientras que en aquél los hablantes recurren o se sirven, espontáneamente, de patrones universales de gramaticalización (universal paths) para construir las nuevas formas gramaticales, en éste es el mismo proceso de gramaticalización usado en la lengua modelo lo que es objeto de transferencia.
Encontramos varios ejemplos en pipil, una lengua azteca de El Salvador, cuyos hablantes, fruto del contacto con el español, han gramaticalizado la forma de la tercera persona del plural de los verbos como marca de construcción impersonal, han creado una forma perifrástica del futuro a partir del verbo “ir” o han utilizado un nombre relacional de tipo comitativo y lo han gramaticalizado primero como preposición (el equivalente de nuestro “con”) y más tarde como la conjunción coordinativa (el equivalente de nuestra “y”), (Campbell 1987).
También es muy ilustrativo el caso del inglés hablado en Irlanda, cuyos hablantes replicaron todo un proceso de gramaticalización surgido en el irlandés, a saber, la expresión del aspecto “perfectivo reciente” a partir del patrón “después+verbo en forma no finita”:

a) irlandés (Harris 1991)
Tá sí tréis an bád a dhiól.
Ser-NO-PAS ella después la barca vender.
“Ella acaba de vender la barca”.


b) inglés de Irlanda
Tell mother we are just after receiving Her letter.
“Dile a madre que acabamos de recibir su carta”.

Pero, ¿con qué criterio establecen los autores que los casos arriba citados, junto con el resto de ejemplos del corpus, son instancias de réplica de gramaticalización, esto es, de procesos que no han surgido de forma independiente? En primer lugar, Heine y Kuteva postulan como necesario un conocimiento profundo de la estructura de la lengua previa a los cambios objeto de análisis; asimismo, análogamente al resto de cambios estructurales por convergencia, se ha de valorar mucho el hecho de que las lenguas implicadas no estén emparentadas entre ellas y, por consiguiente, que los cambios no hayan sido implementados por vía genética y se deban así exclusivamente al factor contacto. Por último, se ha de verificar que el tipo de estructura o forma gramaticalizada sea inusual, tipológicamente hablando, lo que nos proporciona una clave muy valiosa a la hora de etiquetar como transferido o copiado el proceso de gramaticalización en cuestión.
En este sentido, los autores hablan de la importancia de reconocer la existencia de ciertos patrones de gramaticalización comunes a la comunidad mundial de hablantes, surgidos de procesos cognitivos que rigen de forma universal el uso lingüístico. Para ilustrar este punto, ponen el ejemplo de varias lenguas meso-americanas donde la noción espacial “detrás” se expresa a partir del lexema “hombros”; los autores argumentan que, si bien la polisemia que se establece entre “detrás” y “espalda” o incluso “culo” es normal entre las lenguas, es muy raro encontrar más casos como el zapotec, el náhuatl o el ch´ol, donde este concepto se gramaticalice a partir de “hombros”. Como quiera que estas lenguas no están emparentadas genéticamente pero sí son vecinas, la única salida razonable es pensar que este patrón tan inusual se deba a la convergencia por contacto.
En el ejemplo que Harris documenta del inglés de Irlanda, Heine y Kuteva sostienen que es casi imposible argumentar que no se trata de un proceso replicado, habida cuenta que, primero, la evolución de una construcción preposicional con “después” hacia marcador de aspecto verbal es una derivación extremadamente inusual entre las lenguas del mundo; de lo que se desprende que su aparición en dos lenguas vecinas de forma independiente se deba a una coincidencia muy poco realista. Por último, la constatación del largo e intenso contacto entre ambas lenguas acaba por confirmar la hipótesis de la réplica.
En relación a este punto, Heine (2003) habla de la ayuda que suponen los hallazgos teóricos en la investigación sobre la emergencia de la gramática para la reconstrucción diacrónica. Afirma que la teoría de gramaticalización puede no solo ayudar en la obtención de las protoformas (como ya hemos visto en el apartado 3) sino también poner en duda protoformas ya establecidas. Habla del caso de la gramaticalización del esquema “Y existe para X” en estructura de posesión predicativa “X tiene Y” que comparten las lenguas indoeuropeas y que ha servido para estipular esta construcción como ya existente en el proto-indoeuropeo (Meillet, 1923, inter alia). Heine concluye que (2003: 597): “Grammaticalization studies suggest that such a procedure needs to be reconsidered in light of the fact that the goal schema has not only been used in Indo-european languages but constitutes worldwide one of the most common means of grammaticalizing expressions for predicative possession”.

Otra novedad que cabe mencionar de este estudio es la proposición de la división de las áreas lingüísticas en tres grandes grupos:

- Áreas de convergencia o Sprachbunds, cuya característica principal es la difusión por contacto de determinadas estructuras gramaticales entre lenguas no emparentadas pero adyacentes geográficamente. El ejemplo más citado es el de los Balcanes.

- Áreas de metatipificación (metatypy), que Ross (1997) define como áreas en que las lenguas implicadas han sufrido un proceso de reestructuración semántica y sintáctica tal que conforman casos de convergencia o isomorfismo extremo, en los que se da un grado altísimo de interinteligibilidad. Este autor propone una lista de doce áreas que han experimentado procesos de metatipificación de diverso grado, a los que Heine y Kuteva añaden las lenguas amazónicas de la región Vaupés, estudiadas por Aikhenvald (2002) y las lenguas malaya de Sri Lanka, portugués de Sri Lanka y tamil.

- Áreas de gramaticalización, por lo que se entiende grupos de lenguas contiguas geográficamente pero no relacionadas genéticamente, en que se han dado los mismos procesos de gramaticalización. En estas áreas quedan incluidos fenómenos tanto de gramaticalización inducida por contacto como de transferencia de procesos de gramaticalización. Los autores subrayan que en algunos casos puede hablarse de una sola lengua modelo que irradia los cambios hacia dos o más lenguas replicantes, o bien podemos encontrar un proceso de irradiación en cadena, donde a partir de la lengua modelo el proceso de gramaticalización o de implementación de la nueva construcción gramatical pasa a la lengua replicante 1, que a su vez sirve de modelo para la lengua replicante 2, etc.
Como clave para la identificación de las áreas de gramaticalización, Heine y Kuteva proponen el siguiente ejemplo:
La pasiva en la mayoría de lenguas europeas se forma a partir del verbo principal, que se codifica como participio pasado, y con los verbos “ser” o “estar” funcionando como auxiliares. Si embargo el ladino, el italiano y la variedad del alemán de Bavaria construyen la pasiva usando como auxiliar el verbo “venir”:

La pasiva “alpina” con “venir” (Ramat 1998: 227-8)

a. ladino
Cô vain fabricheda la scuola nouva.
(Aquí viene construida la escuela nueva.)
Aquí se construye la escuela nueva.

b. italiano
Qui viene costruita la nuova scuola.
(Aquí viene construida la nueva escuela.)
Aquí se va a construir la escuela nueva.

c. alemán de Bavaria
Dǻ kummt de neie Schul gebaut.
(Aquí viene la nueva escuela construida.)
Aquí se construye la escuela nueva

Aunque no se sepa qué lengua sirvió de modelo para la difusión de este proceso de gramaticalización, lo cierto es que podemos hablar sin reservas de un caso de gramaticalización por réplica, si tomamos en consideración los siguientes argumentos: que las pasivas formadas con el verbo “venir” como auxiliar son inusuales entre las lenguas del mundo y es, por tanto, muy poco probable que estas tres lenguas hayan implementado esta estructura gramatical de forma independiente; que la cuestión genética queda descartada ya que este tipo de construcción no se observa en las protolenguas germánicas o románicas; por último, que el contacto entre estas tres lenguas ha existido y existe y ha sido, considerando lo expuesto hasta ahora, el factor decisivo a la hora de tipificar este caso como un claro ejemplo de área de gramaticalización. Tras exponer muchos otros ejemplos (en el más llamativo se clasifica el continente africano como macro-área de gramaticalización) los autores convienen en que si bien un área de convergencia incluye un área de gramaticalización, lo contrario no se ha constatado.

En resumen, de este estudio vale la pena resaltar varias cuestiones novedosas: primero, el hecho de que se contradice de forma definitiva el mito sobre la invulnerabilidad de la estructura lingüística a los cambios motivados externamente, teoría sostenida por la mayoría de lingüistas a partir de Sapir; segundo, se demuestra que los casos de difusión de estructuras o construcciones gramaticales que no incluyen la transferencia o préstamo de formas lingüísticas concretas es un fenómeno mucho más extendido de lo que podía esperarse; y tercero (lamentablemente algo en lo que no han profundizado en absoluto los autores), se pone de manifiesto que las réplicas o calcos estructurales son, en gran medida, independientes de factores sociolingüísticos y que la motivación última que parece dirigir a los hablantes en este sentido puede ser el encontrar útil un determinado modo de expresión presente en la lengua modelo o también la reducción de carga o peso cognitivo que supone la convergencia estructural en el procesamiento múltiple de dos o más lenguas.




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