jueves, 24 de enero de 2008

Junt@s pero no revuelt@s

Hace poco me hice con el libro Sociolinguistique, de Christian Baylon, en busca de un capítulo sobre la etnografía de la comunicación que este autor había plagiado de manera descarada de "Ethnography of speaking: toward a linguistics of the praxis", que Duranti publicó en Newmeyer (1988). Cuando me llega lo abro rápidamente para dirigirme al capítulo en cuestión pero, alas, no lo encuentro: ¡me han enviado la segunda edición! Decepcionada, le echo un vistazo al índice y doy con el siguiente epígrafe: "Langue, genre et sexe"… de repente noto como un escalofrío de terror me recorre la espalda.

Pero me tiro a la piscina y leo (p. 113):

«Le mot genre, dans le titre de ce chapitre, réfère à un emsemble de phénomènes sociaux, culturels et psychologiques liés au sexe, acception commune dans les sciences sociales et du comportement. Il réfère aussi à une catégorie linguistique qui entretiene avec la catégorie naturelle du sexe des relations complexes. Il renvoie à toute une série de questions importantes: quels sont les mécanismes linguistiques et les motivations sociales qui décident du genre des mots? Existe-t-il des registres différents selon le sexe dans telle langue ou dans toutes les langues? Les hommes et les femmes ont-ils un rapport différent au langage? Comment les femmes parlent-ells? Comment se parlent-elles? Comment leur parle-t-on? Comment parle-t-on d´elles? Où se situe l´identité culturelle et, par suite, linguistique de la femme? Quelle image de la femme nous renvoie le miroir de la langue? Pourquoi la langue du pouvoir est-elle extérieure aux femmes?»

Semejante empanada conceptual me ha confirmado mis peores temores: se propone hablar de todo un poco, como si todos esos temas estuvieran íntimamente conectados. ¿Por qué? No me preguntéis. Personalmente creo que existen tres líneas de investigación que se corresponden con dos objetos de estudio totalmente diferentes (el sexo biológico y el género lingüístico) y que, a mi criterio, no pueden mezclarse:

1. Género gramatical

Dentro del estudio lingüístico del género gramatical podemos dedicarnos a analizar de forma contrastiva y sincrónica los distintos sistemas nominales existentes e intentar formular ciertas generalizaciones sobre las estrategias de asignación de género, sobre la relación entre géneros y marcadez, sobre la naturaleza de las neutralizaciones, etc., con el fin de establecer los universales del género.
También puede estudiarse diacrónicamente, esto es, intentando dar cuenta del origen y la posterior evolución y diversificación de los sistemas nominales en las lenguas del mundo. Desde este último enfoque, una posible línea de investigación es dilucidar cómo la distinción de sexos en la naturaleza pudo haber sido el origen de los protosistemas nominales o si, por el contrario, los géneros surgieron a partir de distinciones más básicas como la animacidad-no animacidad o la humanidad-no humanidad.

2. Mujeres y lenguaje

Los estudios sobre si los hombres y las mujeres hablan igual o diferente nacieron oficiosamente con la publicación en 1975 de Language and Woman´s Place, de Robin Lakoff, quien pretendía con esta obra denunciar la androcentricidad de las investigaciones variacionistas tan en auge por aquel entonces.
Esta perspectiva es una especie de cajón de sastre donde tienen cabida investigaciones sobre si existe una manera de hablar femenina (se estudia desde la antropología, la sociología del lenguaje e incluso la ling. variacionista); si se comunican las mujeres de la misma manera que los hombres (se estudia desde el análisis del discurso o la pragmática y tiene sus orígenes en la etnometodología, disciplina que emerge los años 60 del pasado siglo); o sobre el papel de la mujer en el cambio lingüístico. Por tanto hay varias vertientes:

(a) La que correlaciona sexo y comunicación (toma de turnos, solapamientos, contacto ocular, interrupciones y todo lo relacionado con las prácticas conversacionales, además de la comparación de los patrones interactivos propios de niños y de niñas).
(b) La que correlaciona sexo y código (pronunciación, uso de determinadas estructuras, formalidad, disfemismos, cortesía, etc.).
(c) La que correlaciona sexo y evolución/permanencia lingüísticas.


3. Lenguaje y sexismo

Aquí es donde empieza el lío, donde se mezclan de manera incomprensible el género lingüístico y el sexo las personas, estableciendo entre ambos una conexión basada en unas connotaciones que alguien se sacó de la manga un día que se levantó inspirado. Porque cuando desde la administración (donde se han infiltrado las feministas más recalcitrantes) o desde otros órganos e instituciones se nos pide que no hagamos un uso sexista del lenguaje no se nos pide que evitemos un discurso denigratorio contra la mujer (un discurso donde se las descalifique o discrimine), no, se nos pide que metamos la arrobita dichosa por todos lados o que desdoblemos absurdamente todos los determinantes, sustantivos y adjetivos, à la ibarretxe.

Porque a las mujeres nos ofende que se hable de "los ciudadanos", de "los habitantes" o de "los trabajadores", aunque, como dice la profesora Junyent, nos es indiferente que se hable de "los perros" para designar a perros y a perras, o de "los niños", para referirse a niños y niñas.

Siempre me ha parecido que intentar cambiar el código con el fin de cambiar las conductas es un error, porque no hay un influjo determinista del uno sobre las otras. Además, satanizar el lenguaje es como matar al mensajero: lo que es sexista no es la lengua (que ni siente ni padece) sino el contenido que vehicula: las narrativas, el discurso social de dominación que crean los hombres. Si quieren acabar con el sexismo en la sociedad que empiecen emparejando los sueldos, creando igualdad de oportunidades u obligando a crear guarderías en todas las empresas.

Además, siempre me he preguntado por qué desde el gobierno no se gastan los cuartos en otra cosa, en vez de en esas campañas donde se nos aconseja el uso de estrategias absurdas de escritura “igualitaria”. ¿Por qué no encargan a algún sociólogo, por ejemplo, un estudio sobre el “efecto espejo” que produce reportar a todas horas del día y en todos los programas casos de muerte por violencia machista?

Pero esa es otra cuestión… En fin, o empezamos a hacer campaña activa contra lo inútil del desdoblamiento de géneros y la arrobita, o al final crearemos un código escrito artificioso, totalmente ajeno al hablado. Lo que me extraña es que ninguna de nuestras diputadas (universitarias, inteligentes, cosmopolitas, cultivadas) se levante y balbucee que el emperador va desnudo…

No estaría nada mal que os leyeseis el artículo de M. Carme Junyent (“Per què en diem gènere quan volem dir sexe?”, en http://www.revistaigualada.cat/Genere_23.pdf) en el que expone de maravilla lo absurdo del panorama lingüístico en que esta sociedad se ha embarcado.

4 comentarios:

Eduard Abelenda i Puigvert dijo...

Els polítics són els primers que s'han apuntat a l'idiotisme gairebé antilingüístic d'anar dient tots i totes cada vegada. Que això és un atemptat contra les llengües. El pitjor és que serveix per controlar la població: els diem que el problema està en el llenguatge i els tenim a tots ocupats en anar flexionant el gènere de tots els noms adjectius i pronoms etc. Mentrestant, els allunyem del vertader problema, que és la situació real de les persones. És el mateix que passa amb l'ecologia: els tenim a tots preocupats reciclant i així tranquilitzen una mica la consciència, de manera que ja no els caldrà fer res més per salvar el planeta, ja podran usar tot tipus de cotxes, esprais etc. No caldrà que vagin a a netejar xapapote, ni plantin arbres ni utilitzin l'autobus. Que fàcil que és distreure'ns i drogar-nos la conciència a vegades.

llenguaddicta dijo...

Com deia la Carme Junyent, ens alcem ofesos perquè al diari algú publiqui una oferta de feina amb un "Es necessita enginyer", però no ho farem contra aquell que haurà publicat el seu demanant "enginyer o enginyera" malgrat que aquest pagui un sou més baix a l'enginyera que a l'enginyer. Encara avui dia en moltes entrevistes de feina si ets dona et pregunten si tens intenció de tenir fills en breu. Em sembla indignant i estúpid. ¿Potser la Concha, amb 3 canalles, és menys eficient a la feina? ¿I què passa amb els marits? ¿On ha quedat tot allò de que les feines de casa són cosa de tots dos? Està clar que a l'hipotàlem deu quedar encara una traça difícil d'esborrar que ens fa seguir pensant que de la canalla només se n'ocupa la dona, quan és del tot irreal. Afortunadament, ja són moltes les famílies on l'home penca a casa com la dona i ningú no s'escandalitza per això.

En fi, estem adoptant el mètode estadounidenc de despistar perquè ningú no vegi el problema de fons. Completament d'acord amb l'Eduard.

Concha Campos dijo...

EDUARD y RAQUEL: O sea que es todo una cortina de humo... sí, no me lo había planteado así pero it makes sense. Creí que los políticos hablaban así para captar el voto femenino, qué ilusos!

Un abrazo,

Concha

Manel dijo...

Hola Concha,

no sóc expert, però m'agrada el que he llegit a "Deshacer el género" i a "Cuerpos que importan" de la Judith Butler. Sóc poeta i vaig intentar escriure sobre el tema en un dels meus llibres de poesia "Bra, llavis negres". M'agradaria que li fessis una ullada al llibre al meu web i em donessis la teva opinió:

http://www.manelqueralt.net/sala_lectura.php?id=21.

Merci.